Como en cualquier otra profesión hay agentes muy buenos y otros que no lo son. Un gran agente conoce el mercado, tiene una experiencia probada, y puede vender su casa rápidamente y por el mejor precio posible, en los tiempos buenos, y en los malos también. Tiene que buscarse el mejor agente posible. El dinero y los quebraderos de cabeza que le va a
ahorrar, merecen la pena.